Desde horas muy tempranas los vecinos se reunieron en la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) para exigir a los miembros del Cabildo ordinario el cumplimiento de lo resuelto por el Cabildo Abierto.
os cabildantes resolvieron la renuncia de la junta presidida por el virrey y le aconsejaron a éste imponerse por la fuerza. Para lograrlo consultaron a los jefes militares quienes negaron su apoyo. Mientras se llevaba a cabo esta reunión un grupo de patriotas entró por los corredores del Cabildo y, luego de dar fuertes golpes en la puerta cerrada de la sala, manifestaron que “querían saber de qué se trataba”. El comandante Martín Rodríguez tuvo que contener a los más exaltados.
Ante la presión popular el Cabildo aceptó la renuncia de la Junta. Un grupo de jóvenes encabezado por Beruti se presentó en la sala de Acuerdos y dio a conocer la nómina de las personas que integrarían la nueva Junta Gubernativa. Además se pedía que, una vez establecida debería enviarse una expedición de 500 hombres al interior.
Los cabildantes exigieron la ratificación del petitorio por el pueblo congregado en la plaza. El síndico Leiva se asomó al balcón y al ver solo a un pequeño grupo de vecinos preguntó: “¿Dónde está el pueblo?”, a lo que los patriotas respondieron que se tocase la campana del Cabildo o que se llamara a generala y se abriese los cuarteles. Sin medios para resistir los cabildantes reconocieron la autoridad de la Junta Revolucionaria. Por último el Cabildo cede y el secretario da lectura a los integrantes de la Primera Junta de Gobierno:
Presidente: Cornelio Saavedra. Vocales: Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan Larrea. Secretarios: Juan José Paso y Mariano Moreno.
A las tres de la tarde los miembros de la Primera junta juraron, en la sala capitular “desempeñar lealmente el cargo, conservar íntegra para esta parte de América a Nuestro Augusto Soberano el señor don Fernando VII y sus legítimos sucesores y guardar puntualmente las leyes del Reino. Una vez finalizada la ceremonia, los miembros de la Junta se trasladaron a la sede de la autoridad en el fuerte. Comenzaba una nueva etapa de nuestra historia.
Curiosidades del primer gobierno argentino
Tres de los nueve miembros de la Primera Junta no nacieron dentro de los límites actuales de la Argentina. Cornelio Saavedra nació en Hacienda de la Fombera (Potosí), hoy Bolivia, y Domingo Matheu y Juan Larrea eran españoles, oriundos de Cataluña.
El integrante más joven de la Primera Junta era Juan Larrea, quien tenía sólo 23 años en el momento de su formación. El integrante más viejo era Miguel de Azcuénaga, de 55 años. La edad promedio de todos los miembros, en 1810, era de 43 años.
En 1795, el inventario de mercaderías de una tienda porteña constató que había allí 27 paraguas de hule, que se vendían a 4 reales cada uno. Por lo tanto, resulta verosímil la tradicional – pero controvertida – imagen que muestra a los vecinos de la ciudad de Buenos Aires protegiéndose con paraguas frente al Cabildo aquel lluvioso viernes 25 de mayo de 1810.
El vocal Manuel Belgrano, que tenía 39 años en 1810, era abogado y había ingresado en 1807 en el Regimiento de Patricios con el rango de sargento mayor. Domingo French, de 36, se había desempeñado como cartero antes de iniciar la carrera militar. La Primera Junta le otorgó el grado de coronel.
Muchas familias criollas bautizaron a sus hijos con nombres alusivos a la revolución de mayo. Por ejemplo, un padre llamó a su flamante primogénito Primo Patricio Liberato.
La construcción del Cabildo, tal como lo conocieron los patriotas en la época de la revolución, se realizó entre los años 1725 y 1764. El edificio sufrió modificaciones en los años 1861,1880, 1889, 1931 y 1940.
El periódico de la Revolución de Mayo, llamado la Gazeta de Buenos Aires, fue el antecedente de lo que hoy en día se conoce con el nombre de Boletín Oficial de la República Argentina. Si bien su primera aparición fue semanal, con el correr de los años se transformó en una publicación diaria.
No todo el mundo pudo concurrir al Cabildo Abierto. Los únicos autorizados – además de los políticos y militares- eran los vecinos casados, afincados y arraigados en Buenos Aires. En total se reunieron alrededor de 200 personas.
El sábado 26 de mayo de 1810, los porteños tuvieron en sus manos el primer documento patrio -la proclama de la Junta Provisional Gubernativa-, editado en la Real Imprenta de los Niños Expósitos. Empezaba así: Tenéis ya establecida la Autoridad que remueve la incertidumbre de las opiniones y calma todos los recelos…
Esta nota fué publicada en el suplemento Escolar del día NaN de , .