El Obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego se mostró contrariado con la difusión de la inversión que hace el Estado para sostener al clero católico y afirmó que con la inflación actual “apenas alcanza”
La polémica comenzó a instalarse el miércoles cuando Marcos Peña, en su carácter de jefe de Gabinete, acudió a la Cámara de Diputados para responder a una serie de temas.
En ese marco una legisladora radical que representa a la provincia de Córdoba, Carla Carrizo (del bloque Evolución), consultó al ministro sobre las remuneraciones que el Estado les paga a los obispos.
Peña respondió que el Estado nacional viene gastando anualmente 13.042.300 pesos en sueldos para obispos de la Iglesia católica, sin contar los fondos que se destinan a escuelas de ese culto; y además, precisó que los obispos diocesanos perciben 46.800 pesos y los eméritos 40.950.
Vale incluso recordar que hace dos años la diputada oficialista Elisa Carrió (ARI) planteó la necesidad de separar a la Iglesia Católica del Estado, e incluso expresó que personalmente creía que había que “derogar la ley que le da sueldos” a los obispos.
D’Annibale, quien estuvo el viernes en Caleta Olivia para poner en funciones a dos nuevos párrocos, consultado por “El Patagónico” sobre el tema respondió que “en realidad no los denominamos sueldos sino asignaciones que nos otorga el Gobierno nacional y las mismas rigen desde hace muchos años”, admitiendo que él percibe una suma cercana a los 47 mil pesos.
“Recibimos este monto para gastos de las tareas que nos corresponde desarrollar y en mi caso particular lo destino a cuestiones del obispado”, indicó el prelado.
El Religioso mencionó entre los gastos asuntos tales como “mantenimientos de la casa del obispado, alimentación, mantenimiento y traslado en la camioneta e incluso en pasajes aéreos ya que en varias ocasiones tengo que viajar a Buenos Aires y nosotros no tenemos pasajes oficiales, pero además, con la inflación que existe hoy, ese dinero apenas alcanza”.