“La ciudad está en una normalidad total pero solamente pueden abrir en Ushuaia”

El propietario de Sonora Restobar expuso la discriminación del Gobierno hacia los gastronómicos de Río Grande, dado que les impiden abrir las puertas, a diferencia de lo que ocurre en la capital fueguina. Lo atribuyó a la metodología de reclamo, que en Ushuaia fue mediante manifestaciones y movilizaciones, y en Río Grande por canales institucionales. Reprochó la incertidumbre en que mantienen al sector, al no definir si van a permitirles trabajar o no, para poder decidir a la vez si cierran sus puertas en forma definitiva. “Todos los domingos estamos a la espera de algo que nunca llega y así nos pueden tener hasta enero”, manifestó Rafael Chedrese, y aseguró que después de la visita de la viceministra de Salud de la Nación “estaban dadas las condiciones para abrir también en Río Grande”, que tiene hace tiempo sus protocolos aprobados. Además apuntó a la falta de controles, porque “si damos una vuelta por la ciudad, está en una normalidad total. Los únicos que no trabajan son los municipales y los de gobierno, y no sé qué diferencia haría que alguien se siente a tomar un café”.

Rafael Chedrese, propietario de Sonora Restobar, dialogó con Radio Universidad 93.5 sobre la discriminación hacia los gastronómicos de Río Grande por parte del gobierno provincial, al no permitirles abrir las puertas como sí ocurre en la capital fueguina, con una situación epidemiológica similar.


Aseguró que “estaba todo listo para llegar a una apertura de los locales gastronómicos tanto en Ushuaia como en Río Grande después de que vino la Viceministra de Salud de la Nación. Estaban dadas las condiciones para abrir también en Río Grande pero el domingo a la noche en la conferencia del gobernador nos enteramos de que solamente podía abrir Ushuaia y que Río Grande tenía que seguir cerrado”.

Respecto de los reclamos realizados, dijo que “siempre nos manejamos a través de notas y tuvimos una respuesta la semana pasada del Ejecutivo municipal. Decía que ellos no tenían la potestad para poder abrir los locales gastronómicos, y que era potestad del COE”.

“Nosotros somos un grupo de 30 locales aproximadamente, donde hay también confiterías, pubs, cervecerías, los carritos, siempre referido a lo gastronómico. Hay locales que atienden sus dueños, otros que tienen dos empleados, otros de cuatro a cinco, y tenemos locales de hasta 40 y 50 empleados. El más grande es Don Pepone”, indicó.
Se espera una extensión de la cuarentena en el mensaje presidencial de este fin de semana y no hay expectativas de que el gobernador autorice la reapertura. “Cuando uno se quema con leche, ve la vaca y llora, y ya no tenemos ninguna expectativa de que nos permitan abrir. Nos hemos dado cuenta de que desde Nación se dice una cosa y después cada lugar hace cualquier cosa. Nos iban a abrir la ruta y al otro día lo suspendieron. Hay cosas raras que no se entienden. No poder ir a Ushuaia y moverse dentro de la propia provincia es increíble, porque tienen la misma cantidad de casos que nosotros”, planteó.
“Lo que me llama poderosamente la atención es que si damos una vuelta por la ciudad, está en una normalidad total. Los únicos que no trabajan son los municipales y los de gobierno en algunos sectores, porque el resto está trabajando normal. No sé qué diferencia haría que alguien se siente a tomar un café en el Roca o en Sonora, o donde sea, ni qué peor de lo que estamos podríamos estar”, se preguntó.
Remarcó que “los protocolos del sector están aprobados hace tiempo. Nosotros fuimos de los primeros en elaborar protocolos, en colaboración con el COE, el gobierno y el municipio, y durante 33 días se puso en práctica, que fue el tiempo que tuvimos abierto. Ya de entrada perdimos el 60% de la capacidad de comensales. Siempre estamos en desventaja, porque por ahí todos creen que si abre una cervecería la gente va a explotar. No es así, porque me quedaron siete mesitas y no es que las tengo llenas todo el día. La gente trabaja, tiene cosas que hacer y la plata no alcanza para salir todos los días a tomar un café”.

Ayuda insuficiente

En cuanto a la asistencia recibida, dijo que “estuvimos cobrando los ATP para el pago de los sueldos, y en mi caso particular cobré un subsidio de gobierno, pero si en un negocio todos los meses facturamos un millón de pesos, con un subsidio de 200 mil pesos no alcanza y no tenemos de dónde sacar los otros 800 mil. No importa si uno gana mucho o poco, sino quién pone la diferencia. A mí nadie me vino a preguntar cuánto facturé en febrero. Supongamos que haya sido un millón de pesos, entonces me tendrían que dar los nueve millones que me están faltando ahora. Con 200 mil pesos no alcanza, y no llegan todos los meses los subsidios. Uno los pide y demoran 60 ó 70 días. Si me dieran 250 mil pesos todos los meses sería otro cantar, pero no es así. La otra diferencia no tengo de dónde sacarla”, sostuvo.
También cuestionó que desde el gobierno crean que con la opción del delivery pueden sobrellevar la situación: “Está mal conceptuado creer que los gastronómicos con el delivery estamos trabajando bien. Acá el que mejor está trabajando del sector está al 30% de su facturación. Yo debo andar entre el 25 y el 30%, y soy un comercio chico, con pocos empleados. No me quiero imaginar los que tienen muchos empleados”, dijo.
En materia de alquileres, siguen pagando como si tuvieran los locales abiertos: “Todos los colegas del sector tenemos el mismo problema, porque el 100% de los contratos se sigue respetando a rajatabla. Yo tuve una quita un mes, que fue en abril, y nada más. Después siguió todo normal”, señaló.

Metodologías distintas

Chedrese atribuyó la decisión del gobierno de no dejar abrir en Río Grande a la metodología de reclamo: “Ayer en una nota me preguntaron si la diferencia es que los gastronómicos de Ushuaia hicieron quilombo (sic) y nosotros no, y seguramente ahí está la diferencia. Nosotros somos un grupo que nos fuimos conociendo de a poco, estamos bien organizados, pero no interpretamos que salir a la calle sea un modo de manifestación. En Ushuaia hubo movilizaciones, solicitadas y diversos reclamos, elevaron algunas propuestas y lograron tener abierto. Ellos se manifestaron y lo bien que hicieron, porque la capital también tiene otra visibilización. Creo que viene por ese lado la diferencia de poder abrir o no”, interpretó.
Desde el sector sindical por el momento no hay reacción: “El gremio no tiene nada que ver con nosotros, y entiendo que va a interceder el día que se empiece a despedir empleados. Hasta que eso no ocurra, no. Si hay despidos ahí aparecerá el gremio a colaborar o a ponernos a nosotros en contra de la gente. Si me preguntan hoy si estuvieron de nuestro lado, yo tuve dos conversaciones con el gremio y lógicamente ellos defienden los intereses de los empleados. En Ushuaia estuvieron bastante unidos con el gremio, pero institucionalmente todo está en Ushuaia”, expuso.
En la capital fueguina también consiguieron respuestas a nivel municipal, por lo cual reiteró que “se manejaron mejor y se ve que salir a manifestarse a las calles hace que todos los representantes te den bola. Yo creo en la institucionalidad y en solicitar las cosas como corresponde. Esta pequeña experiencia que tuvimos nos demostró que deberíamos haber salido a la calle como hicieron en Ushuaia, deberíamos haber sacado los empleados a la calle como hicieron en Ushuaia, deberíamos haber molestado a todo el mundo y manifestarnos. En mi caso puse las energías en ver cómo iba renovando mi local para no fundirme tan rápido, y la mayoría en Río Grande hizo algo parecido. Pero también hicimos lo mismo que Ushuaia, presentamos notas en la Cooperativa Eléctrica, en el gobierno, la municipalidad, AFIP, AREF, en todos lados. Pero siempre vale más hacer quilombo en las calles o caer en la casa de algún político. Parece que eso te lleva derechito al éxito”, lamentó.

El mensaje que nunca llega

Volviendo sobre la expectativa para el mensaje del domingo, es nula para el sector: “Ya hay cuatro locales del centro que han cerrado. No creo que después del mensaje del domingo la situación vaya a cambiar mucho. Al saber que estamos colapsados en el hospital, en el CEMEP y en todos los lugares, creo que en lugar de ir para adelante vamos a ir para atrás. No tengo ninguna expectativa buena de que el domingo nos digan que los gastronómicos vamos a abrir. Si nos dicen que volvemos abrir, estaré contento por volver a trabajar, pero por otro lado veo que nos mintieron durante cinco meses. Con 30 casos no podía abrir y con 150 puedo abrir”, manifestó.
Enfatizó en la discriminación al sector porque “el resto de los locales comerciales está abierto, como si el virus atacara particularmente al sector gastronómico. Otro tema que me preocupa mucho es que digan que abren confiterías o cervecerías, y que explote dentro de diez días la cantidad de contagios, porque nos van a hacer responsables. Eso nos va a dejar mal frente a la sociedad, por más que la sociedad ya se dio cuenta dónde está el problema”.
“Ya de entrada nosotros tenemos el 40% de la capacidad habilitada. Por más que quisiera, en mi local no entran 80 personas como antes. Ahora podrían entrar 28. Si quisiera invitar a todos a que vayan a mi local, no tengo mesas, porque tuvimos que sacar mesas y sillas, la barra también. Estamos en desventaja con ese tema también. Me da bronca porque ellos creen que con el delivery es suficiente, y me lo han planteado. El delivery no es suficiente para ningún rubro”, aseveró.
Desde el gobierno no hubo respuesta a las notas enviadas: “Nos hemos mantenido en contacto a través de la Cámara de Comercio de Río Grande, que nos ha apoyado mucho. Tenemos canales de diálogo abierto, pero ahora entramos en una meseta donde nadie nos dice nada. Enviamos esas notas y solamente obtuvimos respuesta del municipio local, pero del gobierno ninguna. Nosotros vamos a seguir de la misma manera, manejándonos institucionalmente, enviando las notas adonde corresponde. Ahora estamos elaborando otra nota más al intendente y al Concejo Deliberante para ver si tenemos el apoyo de ellos en este pedido, para ir todos juntos con el municipio y el Concejo a llevar la propuesta al COE. Sabemos que el COE es el que define. La esperanza no la perdemos nunca, pero hoy lo que yo quiero es una explicación y que me digan si existe o no la posibilidad”, reclamó.
“Si me dicen que no, entonces veré qué hago con mi local. Si cierro las puertas, hablo con la dueña del local, arreglo con los empleados. Todos los domingos estamos a la espera de algo que nunca llega y así nos pueden tener hasta enero”, advirtió.
“Todos los casos son distintos porque cada estructura es distinta. Hay una cervecería nueva, muy moderna, que invirtió mucho dinero y la semana pasada cumplió el primer aniversario. De un año, tuvieron ocho meses cerrado. No es lógico, y ellos no despidieron a nadie. Se la están aguantando, se están endeudando, porque pidieron créditos. Eso es muy valorable, pero también tenemos que escuchar de algún lado que somos todos millonarios, que podemos aguantar un año, que con el delivery es más que suficiente, y no es así. Nadie ve lo que se invierte, la plata que gastamos, lo que pagamos de alquileres. Tratamos de ser respetuosos y llevar todo institucionalmente”, concluyó.

 

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