El informe de la Armada a los familiares –previo al anuncio a la prensa– no pudo concluir porque muchos de ellos comenzaron a increpar al vocero de la fuerza después de que él mencionara la explosión. Hubo forcejeos y se le fueron encima.
El vocero de la Armada, Enrique Balbi, todavía hablaba con los periodistas cuando los movimientos entre los familiares se agitaron. Algunos lloraban desconsolados mientras otros trataban de brindar contención.
Una unidad de terapia intensiva móvil con la sirena encendida salió de la Unidad Naval a toda velocidad. Detrás, el Renault Clio gris con el hombre que gritaba: «“Mataron a mi hermano, hijos de puta. Mataron a mi hermano porque los sacan a navegar con alambre»; «digan que son unos hijos de puta»; «los jefes se roban toda la plata, ¡Macri, hacelos mierda!», se le escuchó entre llantos.
«Nos mintieron», gritaron desde otro coche que también abandonó la Base Naval.
El dolor ante las noticias que confirmaba una explosión en la zona donde se localizó al submarino por última vez también golpeó al personal de la Base, que trabaja hace tiempo y de modo cotidiano con los tripulantes del ARA San Juan.
Tras el impacto de las últimas noticias, se reforzaba esta mañana la seguridad en el ingreso de las Base Naval. Y dos ambulancias hacían guardia a metros del edificio donde están los allegados a la tripulación del ARA San Juan.
Según pudo saber Clarín, la inquietud entre los familiares creció desde anoche, cuando les habrían comunicado, con más detalle de lo que se informó a la prensa, sobre la «anomalía hidroacústica» registrada el día de la desaparición del submarino.