Condenan a una red rumana que explotaba sexualmente a mujeres en Escocia

Una red a cargo de cinco rumanos, liderada por un «proxeneta sonriente y burlón», ha sido sentenciada por violar y abusar sexualmente de 10 mujeres en unos departamentos en Dundee.

Condenan a una red rumana que explotaba sexualmente a mujeres en Escocia
Condenan a una red rumana que explotaba sexualmente a mujeres en Escocia

El grupo integrado por Marian Cumpanasoiu, Remus Stan, Cristina Urlateanu, Catalin Dobre y Alexandra Bugonea, apuntó a víctimas de entre 16 y 30 años entre 2021 y 2022, suministrándoles drogas como crack para explotar su vulnerabilidad.

El tribunal superior de Glasgow condenó a los cinco por 30 cargos, incluyendo abuso, proxenetismo y administración de drogas. Cumpanasoiu recibió 24 años, Urlateanu 20, Stan 12, Dobre 10 y Bugonea ocho.

Tres miembros huyeron pero fueron extraditados de Bélgica y la República Checa. El juicio de seis semanas incluyó testimonios desgarradores de las víctimas, quienes se destacaron por su valentía a la hora de testificar.

Cómo operaba la pandilla

El fallo del tribunal indica que la organización criminal montó una red de prostitución en varios departamentos de Dundee, ubicados en calles como Bright Street, Gellatly Street y Perth Road. Allí mantenían a las mujeres bajo un sistema de control psicológico y físico que incluía amenazas, agresiones y suministro constante de drogas de tipo A, principalmente crack y cocaína.

Los acusados usaban a las víctimas para obtener ganancias a través de encuentros sexuales organizados con clientes locales. Las ganancias se destinaban a mantener el negocio ilícito y financiar lujos personales, mientras las víctimas vivían en condiciones precarias.

Según el Crown Office and Procurator Fiscal Service, la Fiscalía escocesa, las mujeres eran mantenidas en un ciclo de dependencia: los acusados les proporcionaban drogas gratis al principio para ganarse su confianza y, una vez adictas, las obligaban a prostituirse bajo amenaza de violencia o retiro de sustancias.

Una cama en las habitaciones de Bright Street, Dundee. Foto: Crown Office
La dualidad de las víctimas: entre el miedo y la vergüenza

Las diez mujeres que lograron testificar – aunque se cree que hubo más- contaron que fueron engañadas con falsas promesas de trabajo o alojamiento. Algunas fueron trasladadas desde otras ciudades escocesas e incluso desde Rumania, sin saber que serían explotadas sexualmente.

Durante los juicios, muchas relataron que temían acudir a la policía por las consecuencias o por sentir vergüenza. Las investigaciones confirmaron que la red se aprovechaba deliberadamente de mujeres con un historial de abuso o consumo problemático para dificultar las denuncias.

Los fiscales describieron los departamentos donde se sometían los delitos como lugares «sórdidos», donde se organizaban fiestas sexuales y se suministraban drogas como forma de pago. En algunos casos, las víctimas eran grabadas sin su consentimiento y amenazadas con difundir los videos si intentaban escapar.

Las autoridades pusieron fin a la red

El desmantelamiento de la pandilla fue posible gracias a la operación conjunta entre Police Scotland, la National Crime Agency (NCA) y la Interpol, tras recibir múltiples denuncias anónimas y reportes médicos por sobredosis en la zona.

La investigación logró reunir más de dos mil pruebas, incluyendo ADN, conversaciones en redes sociales y testimonios de clientes. La fiscalía señaló que la clave fue establecer vínculos de confianza con las víctimas para que accedieran a declarar.

Durante el juicio, que duró seis semanas, los acusados negaron todos los cargos, pero el jurado los declaró culpables por unanimidad. Cumpanasoiu, considerado el líder del grupo, recibió una condena de 24 años de prisión, mientras que el resto deberá cumplir entre 8 y 24 años. Todos fueron incluidos en el registro de delincuentes sexuales de por vida.

Scott Carswell, detective a cargo de la investigación. Foto: Archivo.
Las consecuencias judiciales para los acusados

Además de las penas de cárcel, el tribunal emitió una Trafficking and Explotation Prevention Order (TEPO) para garantizar que no puedan volver a tener contacto con las víctimas o gestionar departamentos de alojamiento hasta cinco años después de su liberación.

Las autoridades también dispusieron que las mujeres afectadas reciban apoyo psicológico y asistencia habitacional. Organizaciones de ayuda a las víctimas como Women´s Aid y Victim Support Scotland participan actualmente en su proceso de recuperación.

El detective Scott Carswell, de la policía local, lideró la investigación e instó a la sociedad «llamen a emergencias…a veces las víctimas tienen ciertas libertades que no les permiten reconocerse como tal…esa llamada puede ser el primer paso para liberarse de la esclavización y explotación».

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